viernes, 27 de septiembre de 2013

Stanislav Petrov: el hombre que salvó al mundo de un desastre nuclear

Stanislav Petrov: el hombre que salvó al mundo de un desastre nuclear

Stanislav Petrov, exoficial de la Unión Soviética
Hace treinta años, el 26 de septiembre de 1983, el mundo se salvó de un posible desastre nuclear.
En las primeras horas de la mañana, los sistemas de alerta temprana de la Unión Soviética detectaron un ataque con milises desde EE.UU.. Los reportes de la computadora sugerían que varios misiles nucleares habían sido lanzados. El protocolo para el ejército soviético habría sido tomar represalias con un ataque nuclear.
Pero el oficial de guardia Stanislav Petrov -cuyo trabajo era registrar aparentes lanzamientos de misiles enemigos- decidió no informar a sus superiores y en su lugar los descartó como una falsa alarma.
Esto fue una violación de sus tareas, una negligencia en el cumplimiento del deber. Lo más seguro habría sido pasar la responsabilidad, referirlo a un superior.
Pero su decisión puede que haya salvado al mundo.
"Tenía todos los datos (para sugerir que había un ataque con misiles en curso). Si hubiera enviado mi informe a la cadena de mando, nadie habría dicho nada en contra", explicó al servicio ruso de la BBC, 30 años después de ese turno de noche.
Petrov -que se retiró con el rango de teniente coronel y ahora vive en un pequeño pueblo cerca de Moscú- era parte de un equipo bien entrenado que servía a una de las bases de alerta temprana de la Unión Soviética, no lejos de Moscú. Su entrenamiento era riguroso, sus instrucciones muy claras.

"No pude moverme"

Su trabajo consistía en registrar los ataques con misiles e informar de ellos a la cúpula militar y política soviética. En el clima político de 1983, un ataque en represalia habría sido casi seguro.
Y, sin embargo, cuando llegó el momento, asegura que casi se congeló en su lugar.
"La sirena aulló, pero me senté allí durante unos segundos, mirando a la pantalla roja, grande, retroiluminada con la palabra 'lanzamiento' brillando en ella", dice.
El sistema le decía que el nivel de fiabilidad de dicha descripción era el "más alto". No podía haber ninguna duda. Estados Unidos había lanzado un misil.
"Un minuto más tarde la sirena sonó de nuevo. El segundo misil había sido lanzado. Entonces la tercera y la cuarta y la quinta. Las computadoras cambiaron de alertas de "lanzamiento" a "ataque con misil"", dice.
Petrov fuma cigarrillos rusos baratos mientras narra los incidentes con los que debe haber jugado un sinnúmero de veces en su mente.
"No había ninguna regla sobre cuánto tiempo se nos permitía pensar antes de informar de un ataque, pero sabíamos que cada segundo de retraso se llevaba un tiempo muy valioso. El liderazgo militar y político de la Unión Soviética necesitaba ser informado sin demora".
"Todo lo que tenía que hacer era alcanzar el teléfono para llamar por la línea directa a nuestros altos mandos, pero yo no pude moverme. Me sentí como si estuviera sentado en una sartén caliente", nos dijo.
Aunque la naturaleza de la alerta parecía muy clara, Petrov tenía algunas dudas.
Además de especialistas de informática, como él, la Unión Soviética tenía otros expertos también observando las fuerzas de misiles de EE.UU.. Un grupo de operadores de radar por satélite le dijo que no habían registrado ningún misil.
Pero esas personas eran sólo un servicio de apoyo. El protocolo decía, muy claramente, que la decisión tenía que ser sobre la base de las lecturas de la computadora. Y esa decisión correspondía a él, el oficial de guardia.
Pero lo que lo hizo sospechoso fue lo fuerte y clara que era la alerta.
"Había 28 ó 29 niveles de seguridad. Después de que el objetivo era identificado, tenía que pasar todos esos "puntos de control". Yo no estaba muy seguro de que eso fuera posible, bajo esas circunstancias", dice el oficial retirado.
Petrov llamó al oficial de guardia en el cuartel general del ejército soviético y reportó una falla en el sistema.
Si se equivocaba, las primeras explosiones nucleares habrían ocurrido minutos más tarde.
"Veintitrés minutos más tarde me di cuenta de que no había pasado nada. Si hubiera habido un ataque real, entonces yo lo hubiera sabido. Fue un gran alivio", dice con una sonrisa.

"Suerte que fuera yo"

Desfile con misiles soviéticos en Moscú en 1989
El protocolo soviético indicaba que los militares debía responder a un ataque nuclear con otro.
Ahora, 30 años después, Petrov cree que las posibilidades eran 50-50. Él admite que nunca estuvo completamente seguro de que la alerta era falsa.
Dice que era el único oficial de su equipo que había recibido una educación civil. "Mis compañeros eran soldados profesionales, se les enseñó a dar y obedecer órdenes", contó.
Por lo tanto, en su opinión, si alguien más hubiera estado en el turno, la alarma se habría lanzado.
Pocos días después, Petrov recibió una reprimenda oficial por lo que pasó esa noche. No por lo que hizo, sino por los errores en la bitácora.
Se mantuvo en silencio durante 10 años. "Pensé que era una vergüenza para el ejército soviético que nuestro sistema fallara de esa manera", dice.
Pero, tras el colapso de la Unión Soviética, la historia llegó a los medios. Petrov recibió varios premios internacionales.
Pero él no piensa en sí mismo como un héroe.
"Ese era mi trabajo", dice. "Pero ellos tuvieron la suerte de que fuera yo el del turno de la noche".

miércoles, 25 de septiembre de 2013

Pablo Neruda y el "desgarrador" funeral que Pinochet no pudo frenar

Pablo Neruda y el "desgarrador" funeral que Pinochet no pudo frenar

Pablo Neruda
Cuando Pablo Neruda murió el 23 de septiembre de 1973, apenas habían pasado 12 días del golpe militar que derrocó al gobierno socialista de Salvador Allende en Chile y todos los actos públicos estaban prohibidos.
Por eso, el ataúd gris del poeta salió de la Clínica Santa María, en Santiago, casi en secreto, rodeado de su viuda Matilde Urrutia, la hermana de ésta y una amiga de la pareja.
Pero Neruda era demasiado popular para irse solo.
Amigos y chilenos de la calle se fueron sumando espontáneamente a la carroza y los militares armados que la custodiaban no pudieron hacer nada para evitar que la multitud despidiera los restos del Premio Nobel de Literatura, gritando consignas políticas y cantando incluso La Internacional, el himno más famoso del movimiento obrero en el mundo.
40 años después -cuando las razones exactas de su muerte están siendo investigadas, luego de que su exchofer denunciara que fue envenenado y no falleció de cáncer como siempre se ha pensado- BBC Mundo les presenta el testimonio de dos testigos de ese histórico momento, que describen como estremecedor y desgarrador.

"La gente salía a las ventanas y miraba con terror"

"Recuerdo que la gente salía a las ventanas a mirar. No decían nada, pero se les notaba el terror en la cara, de ver que iba un cortejo y adelante los militares armados", le cuenta a BBC Mundo Ana María Cabrioler.
Ella y su esposo, Sergio Villegas -fallecido en 2005-, caminaron tras el ataúd gris de Neruda desde "La Chascona", la casa del poeta en Santiago, ubicada a los pies del cerro San Cristóbal.
Conocían a Neruda desde los años 50. Villegas, periodista, escritor y poeta, registraría cada detalle de la despedida del Nobel chileno y publicaría en Alemania el libro "Funeral vigilado".
Su viuda relata que el día de la muerte de Neruda ambos ya habían pasado por "La Chascona".
"Fuimos porque nos avisaron que la estaban haciendo pedazos", recuerda.
"Ya habían destrozado todo cuando llegamos. No había policías, nadie. Se hizo todo para poder velar a Neruda en la casa, pero no había cómo ordenar nada, el agua corría por todas partes".
Matilde Urrutia decidió velar a Neruda en medio de los destrozos.
Carátula del libro "Un funeral vigilado"
Villegas registró los detalles de aquella dramática jornada en un libro.
"Cuando salían de la casa, los hombres que llevaban el ataúd se hacían zancadillas tratando de esquivar los charcos. Se formó una cola afuera y empezamos a marchar. Muy pocos primero, pero cada vez más a medida que íbamos avanzando".
"Cuando llegamos al cementerio ya éramos bastante gente. Nosotros caminábamos en la mitad del cortejo y la calle que llevaba hasta la tumba donde quedaría Pablo estaba llena".
"Pablo Neruda era un militante comunista, por lo tanto estaba rodeado de su gente. Y esa gente tenía algo por qué luchar en esos momentos".
"Entonces empezaron a cantar "La Internacional" y todo el mundo la cantó, y recordaron a Víctor Jara, que recién se lo habían entregado a Joan, su señora, con 40 y tantas balas en el cuerpo. Y luego empezaron a gritar por Allende y por el que llevaban también allí, por Pablo".
"Todos llorábamos. Cuando la gente empezaba a entonar cantos, o los gritos por Víctor Jara uno se estremecía, porque sabía lo que había pasado. Nosotros sabíamos".

"El funeral de Neruda fue una forma de expiación, una catarsis"

El fotógrafo chileno Marcelo Montecino es autor de algunas de las imágenes más emblemáticas del funeral de Neruda.
Pablo Neruda junto a su esposa
En esta fotografía Neruda está junto a su esposa, respondiendo a los periodistas tras ganar el Nobel de Literatura en 1971.
Había regresado a Chile en 1969, tras estudiar en Nueva York y retrató en forma sistemática los turbulentos años que siguieron.
"El día antes habíamos estado todos los periodistas visitando el Estadio Nacional. Ya había llegado la prensa extranjera, a la que habían mantenido fuera del país por poco más de una semana. Así que ya éramos un contingente más o menos grande. Pero yo quería ir a ver a Neruda".
"Fui a tomar fotografías, pero también fui por una cuestión personal. Mi madre había sido su amiga y me lo había presentado una vez. Me acuerdo que dio una charla por el año 1964 en el BID. Y ahí me dijo, 'yo te conocí dentro del vientre de tu madre' o algo así".
En charla con BBC Mundo, Montecino recuerda que ese día se dirigió directamente a las puertas del cementerio.
"Cuando llegué ya había entre 600 y mil personas. Era un día muy triste, muy nublado, y había bastante ansiedad. Esperamos. Y de pronto empezó a llegar el cortejo. Y detrás del cortejo vendrían, qué se yo, otras mil personas".
"Y a medida que los dos grupos se juntaron, empezó lentamente a cantarse 'La Internacional'. Fue desgarrador".
"Yo creo que fue una forma de expiación, de purificación, de catarsis. Yo creo que la gente no sabía qué otra cosa hacer. Poquitito antes de que empezaran a cantar se escucharon las primeras consignas. "Pablo Neruda: ¡Presente! Ahora: ¡Y siempre!".
"Iban con miedo, pero yo creo que la gente iba dispuesta a todo. Y de hecho una vez que estábamos dentro del funeral pasó un camión lleno de milicos. Pero pasaron no más. Como que entendían que no podían hacer nada ahí. Y la gente los miró y seguimos haciendo lo que estábamos haciendo".
"Me acuerdo que me llamó la atención que había mucha gente muy humilde, trabajadores que venían siguiendo el cortejo".
"Había gente del Partido Comunista, pero más que militantes, yo creo que eran militantes de Neruda. Vi a gente conocida, estaba (el poeta) Nicanor Parra".
"Fue la primera vez que la gente protestaba contra el golpe, era una manera de que todo el mundo tuviera una catarsis. Era un desquite. Si Neruda hasta el final fue consecuente con eso: agrupó gente, y le dio, qué se yo, esperanza".

lunes, 9 de septiembre de 2013

El legado de Danny Lewin, el primer hombre en morir el 9/11

El legado de Danny Lewin, el primer hombre en morir el 9/11

El legado de Danny Lewin, el primer hombre en morir el 9/11

Por Todd Leopold, CNN
(CNN) - Incluso para los estándares del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), Danny Lewin era especial, según Tom Leighton.
“Era excepcionalmente inteligente. MIT tiene a muchas personas inteligentes y Danny se destacaba en ese ambiente”, asegura Leighton, profesor de Lewin en el laboratorio de informática del instituto. “Disfrutaba resolver los problemas más difíciles y marcar una diferencia”, agrega.
Esa determinación fue la que guió a Lewin a lo largo de su corta vida. De nacionalidad estadounidense, decidió sumarse a las filas del ejército israelí, donde sirvió en una unidad de élite. Pudo tener una carrera académica brillante como matemático, pero eligió dedicarse a los negocios.
Lo más importante, a fines de los años 90, encontró una solución a lo que entonces llamó la “World Wide Wait” y, junto a su compañía Akamai Technologies (cofundada con Leighton), convirtió a Internet en un medio más rápido y eficiente. Un dato: CNN fue uno de los primeros usuarios de Akamai y lo sigue siendo en la actualidad.
Lewin falleció el 11 de septiembre de 2001 a los 31 años. Viajaba en el vuelo 11 de American Airlines, el primero en estrellarse contra las Torres Gemelas y, casi con seguridad, fue la primera víctima de los trágicos atentados de ese día.
Su vida hoy esta retratada en una nueva biografía, "No Better Time: The Brief, Remarkable Life of Danny Lewin, the Genius Who Transformed the Internet” (“La breve y extraordinaria vida de Danny Lewin, el genio que transformó Internet”).
Si nunca has escuchado hablar de Lewin, no eres el único, según la autora del libro, Molly Knight Raskin. Esto se explica por el bajo perfil de su vida y sus negocios: Akamai es una compañía de infraestructura y Lewin siempre fue muy reservado con los millones que ganó con el auge de Internet.
Raskin, sin embargo, cree que su vida merece ser contada.
Y es que Lewin, dice, logró mucho en sus 31 años de vida. Son muchos los elementos, como el servicio militar, su liderazgo, su intelecto y su perspicacia, que deberían ser compartidos.
“Es por su manera de vivir”, señala. “Sentí que si me motivaba tanto a mí, podría hacer lo mismo con los lectores”, añade.
“Como encender una fogata”
Desde el comienzo, Lewin parecía destinado a hacer cosas grandes. De niño, supo ser un destacado violinista, artista y atleta. Además, amaba las computadoras y aprendió a programar una Apple II a sus cortos nueve años.
En 1984, su familia decidió mudarse a Israel y Lewin se crió cerca de Jerusalén. De notable desempeño en la escuela, se permitió también desarrollar un físico envidiable. Luego, vendría el ingreso a las fuerzas armadas de Israel y su servicio en la Sayeret Matkal, la unidad secreta conocida por su misión de rescate en el Aeropuerto Entebbe de Uganda en 1976.
Israel fue fundamental para el temperamento de Lewin, dice Raskin.
“Mudarse allí fue como encender una fogata bajo sus impulsos”, asegura. “Quería aprovechar cada segundo de cada minuto de cada hora de cada día”, agrega.
La huella de la intensidad del país y el carácter directo de su pueblo se hicieron evidentes para aquellos que lo conocieron años después. Algunos colegas de Akamai creían que era áspero y Lewin, que guardaba una afición por las palabras, bromeaba y decía ser escandaloso. Pero también era increíblemente leal, motivador y trabajador.
“Era muy motivador, así que si te pateaba el trasero y te exigía trabajar más duro, la gente solía responder positivamente”, recuerda Leighton.
Leighton dice en el libro que el protagonista hubiera sido perfectamente feliz resolviendo ejercicios matemáticos. Lo que lo llevó al sector privado fue “la posibilidad de generar un cambio en el mundo real”.
“En el área en el que trabajábamos, en algoritmos y el lado teorético de la informática, el trabajo es bueno y profundo, pero no cambia el mundo. No impacta directamente en las personas”, agrega Leighton, hoy director ejecutivo de Akamai. “Con este trabajamos, pensamos en tener relevancia en el mundo real y hacer de Internet un medio más veloz, más confiable y más seguro”.
“Su potencial era infinito”
Debes recordar que el Internet que utilizamos en la actualidad, con resultados casi instantáneos, videos en streaming por banda ancha y dispositivos táctiles, era prácticamente inimaginable cuando Akamai fue fundada en 1998. En aquel entonces, se navegaba con conexión por dial y servidores lentos.
Entonces, apareció Akamai, cuyo nombre deriva del término hawaiano “inteligente”. Pero incluso con su aplicación, que redujo la posibilidad de que los servidores cayeran, no había garantía de que funcionaría.
De hecho, el primer intento de Akamai por convencer inversionistas en una competencia del MIT no resultó. Ese hecho motivó a Lewin a trabajar aún más duro.
La compañía ganó la lotería el 11 de marzo de 1999. Aquel jueves, dos eventos sacudieron Internet: la apertura del campeonato de básquetbol universitario de la NCAA y la difusión online de los avances de la película “Star Wars episodio 1: La amenaza fantasma”. Mientras los servidores caían a lo ancho del país, las máquinas que utilizaban la tecnología de Akamai resistieron y la compañía comenzó a despegar.
Los próximos dos años fueron de auge y decadencia, tanto para Internet como para Akamai. Con la explosión de la burbuja de Internet, las acciones de la empresa cayeron de un valor 300 dólares a fines de 1999 a menos de cinco dólares en 2001.
Pero Lewin, indica Leighton, nunca perdió la concentración.
“Los dos estábamos concentrados en hacer nuestro trabajo, más allá del valor de las acciones”, dice. “Nos apoyábamos mutuamente”, añade.
11 de septiembre de 2001
Sin embargo, el panorama se volvió particularmente desolador el 10 de septiembre de 2001. Leighton recuerda una larga reunión en la que los ejecutivos debían decidir a quién despedir, incluyendo algunos amigos y colegas que habían estado con ellos desde el inicio de la compañía.
Al otro día, Lewin debía viajar de Boston a Los Ángeles.
“Es probable que no haya dormido más de una hora antes de subirse al avión”, recuerda Leighton.
Lewin estaba sentado en el asiento 9B. Con su entrenamiento militar en Israel y su comprensión del árabe, pudo haber descubierto qué estaba sucediendo e incluso intentar detener el plan terrorista. Según los llamados de las azafatas a la autoridades en la base, el primer pasajero en ser asesinado era el del asiento 9B. Fue apuñalado.
Los amigos siempre han ponderado el “qué habría pasado si…”. Lewin habría terminado su doctorado, algo que siempre tuvo pendiente. Algunos amigos creen que se habría dedicado a la política en Israel o que se habría vuelto uno de los grandes del mundo de la tecnología, como Bill Gates o Steve Jobs.
“Aquellos que lo conocieron sienten que el mundo se perdió de alguien grande”, dice Raskin. “Siempre buscaba superarse”, agrega.
Leighton, que logró sostener a Akamai después de la muerte de Lewin, también se pregunta lo mismo. Desde entonces, Akamai se ha convertido en una compañía multimillonaria dedicada a la seguridad informática. Posiblemente Levin habría ido en aquella dirección, combinando su mente matemática y su entrenamiento militar.
Nunca lo sabremos.
“Creo que habría hecho todo lo que quisiera”, dice Leighton. “Su potencial era infinito”.

viernes, 6 de septiembre de 2013

Murió el último guardaespaldas de Hitler

Murió el guardaespaldas de Hitler

Rochus Misch
Rochus Misch tenía, incluso después de la guerra, una polémica opinión positiva de Hitler, de cuyos últimos días fue testigo.
El último testigo sobreviviente de los días finales de Adolf Hitler en el búnker de Berlín, Alemania, murió a la edad de 96 años.
Rochus Misch era integrante una de las unidades de guardaespaldas de Hitler, pero sirvió principalmente como operador telefónico.
"Cuando Hitler estaba de viaje, entre cuatro y seis de nosotros lo acompañábamos en un segundo coche. Pero cuando estábamos en el apartamento de Hitler en la Cancillería también teníamos otras funciones", dijo el exguardaespaldas a la BBC en una entrevista en 2009.
"Dos de nosotros siempre trabajábamos como operadores de telefonía. Con un jefe como Hitler, había siempre muchas llamadas telefónicas", añadió.
Los críticos desdeñaron las memorias de Misch, publicadas en 2006, por considerar que exageraba su rol en el séquito de Hitler.

Íntimo del "jefe"

Durante cinco años, Misch formó parte del círculo íntimo de Adolf Hitler, el hombre cuyo gobierno fue responsable del Holocausto nazi que acabó con la vida de seis millones de judíos. Misch fue una de las últimas personas que lo vio con vida, antes de que el líder nazi y su compañera, Eva Braun, se suicidaran en abril de 1945.
Misch huyó del búnker de Hitler apenas unas horas antes de que fuera alcanzado por el Ejército Rojo.
Rochus Misch
Misch muestra una fotografía de Hitler que había tomado a principios de 
los años 40 en Berchtesgarden, en el sur de Alemania.
Pero fue capturado rápidamente y pasó los siguientes nueve años en campos de trabajo soviéticos.
Rochus Misch se mantuvo leal a Hitler hasta su muerte, calificándolo como un jefe maravilloso.

miércoles, 4 de septiembre de 2013

La guerra de los bichos entre EE.UU. y Alemania Oriental

La guerra de los bichos entre EE.UU. y Alemania Oriental

Propaganda


Escarabajo de la papa

  • El escarabajo de la papa (Leptinotarsa decemlineata) es nativo del suroeste de América del Norte.
  • Fue descrito por primera vez por Thomas Say en 1824.
  • Se propagó por Europa y Asia con las importaciones de papas a fines del siglo XIX y comienzos del XX.
  • Come principalmente hojas de la planta de la papa. Una larva puede comer hasta 40 centímetros cuadrados en un día.
  • Una hembra puede poner a lo largo de su vida 800 huevos.

El 23 de mayo de 1950, el agricultor Max Treger vio dos aviones estadounidenses sobrevolando sus campos en Shoenfels bei Zwickau, una localidad rural en Alemania Oriental.
A la mañana siguiente -según cuenta un panfleto del gobierno- descubrió con asombro que sus cultivos estaban plagados de escarabajos de la papa (Leptinotarsa decemlineat), un insecto que puede acabar con plantaciones enteras de este tubérculo.
Este escarabajo, descrito por primera vez en 1824, se convirtió en una amenaza para los cultivos europeos cuando llegó por primera vez a fines del siglo XIX, acompañando a las papas importadas de Estados Unidos.
¿Se trató acaso de un intento deliberado de EE.UU. de sabotear las cosechas de la llamada República Democrática Alemana para socavar sus esfuerzos de reconstrucción en la era de la posguerra?
Los medios del Estado socialista reportaron una serie de casos en que las cosechas resultaban dañadas por estos insectos, después de que aviones estadounidenses sobrevolaran la zona.
Los políticos se enfurecían por esta "invasión de embajadores estadounidenses de seis patas" mientras que el gobierno describía la situación como "un ataque de los imperialistas estadounidenses a los suministros de alimentos de nuestro pueblo".
Y así el país comenzó a movilizarse para ganarle la guerra a este enemigo diminuto pero letal.

Abajo los escarabajos yanquis

Joven juntando escarabajos
El gobierno montó una campaña de propaganda -con folletos, láminas e historias en la prensa- en las que describía a los escarabajos de la papa como pequeños soldados estadounidenses con botas y cascos militares. Los bautizaron Amikäfer, es decir, "escarabajos americanos".
Jóvenes de todo el país eran enviados a cazar estos insectos a la salida de la escuela.
"Nos decían que eran una peste y que estaban dejando nuestros campos pelados", cuenta Ingo Materna, quien en ese entonces tenía 18 años.
"Nos metíamos entre las hileras de papas y cada uno trataba de juntar los más que podía. Quizás 20 o 25 al día. Luego los poníamos en unos frascos de vidrio. Después se los llevaban y los destruían".
"Lo más peligroso eran las larvas porque eran las que más comían. Eran carnosas y suaves y las teníamos que levantar con los dedos. No teníamos pinzas o guantes de goma", recuerda.
"A las chicas, en particular, no les gustaba. Nosotros tampoco las queríamos tocar, pero ¿qué íbamos a hacer?".

Pesticidas en falta

Escarabajos
Antes de la guerra también había escarabajos de la papa en Alemania Oriental.
Los escarabajos de la papa ya eran comunes en Alemania antes de la guerra, afirma Erhard Geissler, experto en guerra biológica del Centro de Medicina Molecular Max Delbrück, quien estudió la historia de las plagas.
Y, de hecho, en 1950 había muchos escarabajos en el campo. Pero hay muchas otras razones que pueden explicar su presencia, explica el científico.
Por empezar, "no había suficiente pesticida disponible porque no se producía lo necesario y lo que se producía se enviaba directamente a la Unión Soviética".
Sin embargo, muchos en Alemania Oriental creyeron que la culpa era de los estadounidenses.
"La mayoría de la gente mayor, sobre todo en áreas rurales, recuerda que fueron los imperialistas estadounidenses los que propagaron la plaga desde sus aeroplanos", dice el experto.
Ingo Materna piensa otra cosa: "No nos lo tomábamos en serio".
Aunque él y sus amigos se encargaban pacientemente de recolectar escarabajos, no estaban convencidos en absoluto del argumento de las autoridades.
"La idea de que EE.UU. los estaba lanzando era, por supuesto, ridícula".
Era el tiempo de la Guerra Fría, cuando cundía la desconfianza entre Oriente y Occidente.

Una única papa para desayunar

Propaganda
Para Materna, que compartió sus recuerdos como parte del proyecto de historia oral "Memoria de la nación", el gobierno aprovechaba cualquier oportunidad para acusar a EE.UU.
"Quizás algunas de las historias fuesen ciertas pero otras definitivamente no lo eran", dice. "La historia de los escarabajos es una de las falsas", añade.
Pero dejando a un lado el origen de la plaga, los escarabajos representaban una seria amenaza para las cosechas de Alemania Oriental.
"Las papas eran nuestro alimento principal en ese momento", recuerda Geissler, quien creció en Leipzig.
"Mi padre, mi madre y yo compartíamos una única papa en el desayuno. Fue un shock cuando nos enteramos de que nuestro suministro alimenticio corría peligro".
Materna también se acuerda de la importancia de eliminar a los escarabajos.
"Sobrevivimos la Segunda Guerra Mundial, vivimos las cuatro ocupaciones, tuvimos que sufrir muchas cosas", dice.
"Por eso, si había escarabajos, teníamos que eliminarlos para tener comida. Así de simple".

Plan posible

Propaganda
La idea de aviones que lanzan escarabajos al campo no es completamente absurda.
En esa época, los aviones estadounidenses volaban bajo sobre algunas partes de Alemania Oriental, para entregar suministros a Berlín Occidental.
Y, explica Geissler, varios gobiernos ya habían considerado la posibilidad de usar al escarabajo de la papa como arma, aunque no hay evidencia de que este plan se haya puesto en práctica.
Los británicos consideraron lanzarlos sobre Alemania durante la Primera Guerra Mundial, por ejemplo. Y si bien Hitler prohibió cualquier investigación sobre armas biológicas, un pequeño grupo de científicos alemanes llevó a cabo una serie de pruebas en 1943,tirando desde el aire escarabajos de la papa criados especialmente con ese propósito. Al poco tiempo, la idea fue abandonada.
En Alemania Oriental, en 1950, el Ministerio de Agricultura comisionó un informe para respaldar sus acusaciones contra EE.UU., que incluía entrevistas con testigos y expertos.
Pero los "expertos" que figuran en la investigación nunca habían publicado antes sobre estos insectos o ninguna otra especie invasora, señala Geissler y el comité estaba formado mayoritariamente por políticos, no científicos.
La historia, concluye, estaba destinada a encubrir la propia incapacidad del gobierno para luchar contra los escarabajos y le daba a la gente un nuevo argumento contra los estadounidenses.
Geissler cree que el gobierno de Alemania Oriental no creía en su propia historia. "No eran estúpidos. Tenían convicciones políticas y estaban preocupados por el desarrollo de la Guerra Fría, pero no creo que hayan sido tan estúpidos como para creerse su propia propaganda".