domingo, 25 de enero de 2015

El campo de concentración nazi del que no se habla

El campo de concentración nazi del que no se habla


Nombres de campos de concentración nazis

Auschwitz-Birkenau, Treblinka, Dachau... nombres familiares que retumban por haber sido campos de trabajo, concentración o exterminio del Tercer Reich alemán que quedaron fijos en la conciencia humana por las atrocidades cometidas a manos de la que se consideraba una nación civilizada.
Aunque no todos son tan famosos, hay uno en particular que es casi desconocido: Ravensbrück.
A pesar de que fue uno de los primeros en instalarse -en 1939, poco antes de que empezara la guerra, a 80 kilómetros de Berlín, en un escenario idílico en la costa báltica- y el último en ser liberado -en 1945-, este campo de trabajo y, al final, de exterminio ha permanecido en los márgenes de la historia.
Ravensbrück era específicamente para mujeres.
A finales de la Segunda Guerra Mundial, 130.000 habían pasado por las puertas.
Entre 30.000 y 50.000 murieron, de hambre, de agotamiento, de frío, o por las balas o el gas administrados por las guardas nazis.

Las mujeres de Ravensbrück
La historia de las mujeres de Ravensbrück quedó tras las Cortina de Hierro.

Aunque algunas de las internas eran judías, la mayoría no lo eran. Había prisioneras políticas, gitanas, enfermas mentales o "asociales", es decir prostitutas o cualquier mujer considerada "inútil" por los nazis.
"Ravensbrück era una historia con la que me había topado y me di cuenta de que era casi desconocida", le dice a la BBC Sarah Helm, cuyo libro sobre Ravensbrück acaba de publicarse.
El título que escogió fue "Si esto es una mujer", haciendo eco a la célebre obra de Primo Levi "Si esto es un hombre", que describe su arresto por ser miembro de la resistencia antifacista italiana y su encarcelamiento en el campo de exterminio Auschwitz.
"Así como Auschwitz fue la capital del crimen contra los judíos, Ravensbrück fue la capital del crimen contra las mujeres", declara Helm.
"Estamos hablando de crímenes específicos de género, como abortos forzados, esterilización, prostitución forzada".
"Es una parte crucial de la historia de las atrocidades nazis", insiste.
"En la fase final del campo, mucho después de que se hubiera suspendido el uso de cámaras de gas en el este, se construyó una en Ravensbrück. Incluso trajeron partes de las cámaras desmanteladas de Auschwitz, así como algunos de los exterminadores de allá. Hasta esa exterminación -en la que murieron 6.000 mujeres y fue la última exterminación masiva de la historia nazi- ha sido en gran medida pasada por alto".

Trabajo esclavo


Detalle de pancarta en ceremonia para recordar a las mujeres de Ravensbrück
Detalle de pancarta en ceremonia para recordar a las mujeres de Ravensbrück.

Selma van der Perre fue una de las internas y le contó a la BBC cómo eran los días en ese lugar.
"Nos levantaban a gritos a las cuatro de la mañana, luego teníamos que responder al llamado de lista y paso seguido nos daban café. Nos dejaban ir al baño y a eso de las 05:30 teníamos que ir trabajar a la fábrica de Siemens, donde pagaban por las prisioneras: no lo recibíamos nosotras, se lo daban a las SS", recuerda.
"Trabajabamos 12 horas y después volvíamos al campo de trabajo, y a eso de las ocho de la noche nos daban un plato de sopa y nos dormíamos".
Esto, salpicado de casos de crueldad de los cuales se ha hablado poco.
Tragedias que, al escucharlas de boca de sobrevivientes, llenaron de lágrimas los ojos no sólo de Helm sino de sus traductores, como la descripción de una francesa sobre cómo dejaban a los bebés morir de hambre deliberadamente.
O testimonios de que "hacían que las mujeres se pararan casi desnudas en la nieve hasta que morían" y sobre cómo "gérmenes de sífilis eran inyectados en la médula espinal".

Coraje en medio de la desesperación


Crematorio en Ravensbrück
"Ignorar Ravensbürg no sólo es olvidar la historia del Ravensbrück fue el último campo en ser liberado y el escenario del último exterminio con gas nazi.

Pero Helm también destaca las historias de valentía y solidaridad, como la de los 77 "conejas", que encapsula lo mejor y lo peor de Rovensbrück.
Desde 1942, las prisioneras fueron usadas como conejillos de indias. En "operaciones especiales" les cortaban los músculos de la piel y les insertaban vidrio, madera y tierra en las heridas. Algunas no recibían tratamiento y otras sí, con distintos tipos de drogas. Los experimentos fueron repetidos pero cuando llegó el momento de remover la evidencia y matar a las "conejas", todo el campo conspiró para esconderlas.
"Los experimentos no probaron nada para la ciencia -escribe Helm- pero sí para la Humanidad".
Pero, ¿por qué se sabe tan poco sobre este campo de mujeres?

Estatuas en Ravensbrück
"Ignorar Ravensbürg no sólo es olvidar la historia del campo de concentración mismo sino también la de las mujeres", dice Helm.

"Una de las razones principales es que después de los juicios por crímenes de guerra, que vinieron inmediatamente después del fin de la II Guerra Mundial, empezó la Guerra Fría, la Cortina de Hierro cayó y Ravensbrück quedó al otro lado -en el oriental- de manera que en gran parte quedó escondido de Occidente, inaccesible", señala Helm.
"Los que estaban en el este no olvidaron a Ravensbrück, pero lo presentaron como un centro de resistencia comunista, de manera que el recuerdo de las mujeres occidentales y las judías desapareció por completo de la historia. También desapareció la historia de las alemanas que estuvieron ahí al principio, que es una de las más olvidadas de todas".
Mujeres como la austríaca defensora de los derechos de la mujer, miembro de la Resistencia y socialdemócrata Rosa Jochmann; o de Läthe Leichter, la más destacada feminista socialista de la Viena Roja en la entreguerra; y la de la alemana Elsa Krug, una prostituta de BDSM que se rehusó a golpear a las otras prisioneras.
"Ignorar Ravensbürg no sólo es ignorar la historia del campo de concentración mismo sino también la de las mujeres", concluye Helm.

domingo, 18 de enero de 2015

¿Por qué mi abuelo tradujo "Mi lucha" de Hilter?

¿Por qué mi abuelo tradujo "Mi lucha" de Hilter?


Mi lucha

Cada vez que le cuento a alguien que mi abuelo irlandés tradujo "Mein Kampf" de Adolfo Hitler, la primera reacción suele ser preguntarme por qué. Lo siguiente es el inevitable: "¿Era nazi?".
Simplemente respondo: "No, no era nazi" (la explicación más abajo) y "¿por qué no iba a traducirlo?".
Mi abuelo era un periodista y traductor que vivió en Berlín en los años 30 y así era cómo se ganaba la vida.
Y, ¿no era importante para los europeos entender de qué se trataba el "Gran dictador" (disculpas a Charlie Chaplin)?
Seguramente mi abuelo y muchos otros que no eran nazis pensaron que indudablemente sí en ese momento. Y no olvidemos que lo hizo antes de que Hitler se convirtiera en la más notoria encarnación del mal.
Hitler hizo una fortuna con su libro. No sólo se eximió de pagar impuestos sino que después de que se convirtió en canciller alemán compró millones de copias para regalárselas a recién casados.
Se estima que sólo en Alemania se vendieron 12 millones de copias.

Historia de intriga

La historia de traducción de mi abuelo -la primera versión completa en inglés, que eventualmente fue publicada en Londres en 1939- es una intriga que involucra preocupaciones por derechos de autor, un discreto viaje de regreso a la Alemania nazi y un espía soviético.
Mi abuelo, James Murphy, vivió en Berlín desde 1929 antes de que los nazis llegaran al poder. Fundó una revista para intelectuales llamada "El Foro Internacional" cuyo contenido era principalmente traducciones de entrevistas a personajes eminentes, como Albert Einstein o Thomas Mann.
Sin embargo, la mala situación de la economía lo obligó a volver a Reino Unido.

Murphy era periodista, traductor y erudito.

Mientras estaba allá escribió un pequeño libro titulado "Adolf Hitler: el drama de su carrera", que trataba de explicar por qué tantos alemanes se sintieron atraídos por la causa nazi.
Luego regresó a Berlín, en 1934, donde consideraba ridículas las distorsionadas traducciones de las declaraciones de los políticos nazis.
Fue especialmente crítico de una versión reducida de "Mi lucha", de apenas un tercio del tamaño de los dos tomos del original publicado en inglés en 1933.
Para finales de 1936, los nazis le pidieron que trabajara en una traducción de la versión completa. No está claro por qué. Tal vez, el ministro de Propaganda quería una versión en inglés para cuando considerara conveniente.
Pero en un momento dado en 1937 los nazis cambiaron de opinión. El Ministerio decomisó todas las copias completas del manuscrito de Murphy.
Él regresó a Inglaterra en septiembre de 1938 donde no tardó en encontrar editores entusiasmados con la idea de imprimir su traducción, pero preocupados por los derechos de autor. De todos modos, Murphy había dejado su trabajo completo en Alemania.
Justo cuando estaba a punto de viajar de regreso a Berlín para arreglar el problema, recibió un mensaje de la embajada alemana en Londres diciéndole que no iba era bienvenido.
La noticia lo devastó; era un derrochador natural y se había quedado sin dinero. Tenía sus esperanzas puestas en la publicación del libro de Hitler en inglés. Fue entonces que su esposa, mi abuela, se ofreció a ir en su lugar.
"Ellos no sabrán quién soy", sostuvo, según cuenta mi padre, Patrick Murphy. "Así que fue mi abuela la que volvió a Alemania donde se citó con un funcionario nazi que conocía en el Ministerio de Propaganda, un hombre llamado Seyferth", cuenta mi padre.

Mi lucha

En Berlín

Desafortunadamente, Mary Murphy había elegido un mal día, el 10 de noviembre de 1938, la mañana después de la "Noche de los cristales rotos", cuando las tiendas de judíos fueron atacadas por bandas de nazis. No obstante, la cita no se canceló.
"Hay un grupo de estadounidenses trabajando en una traducción ahora mismo, así que no van a poder impedir que salga", le dijo el funcionario nazi.
"Usted sabe que mi marido hizo una traducción precisa y justa, una traducción excelente, ¿por qué no nos dan el manuscrito?".
Seyferth se negó. "Tengo esposa y dos hijos. ¿Quiere que termine en el paredón y me fusilen?", respondió.
Luego Mary se acordó que le había dado un de los primeros borradores a una de sus secretarias, una mujer inglesa llamada Daphne French.
La buscó en Berlín y, por suerte, todavía tenía la copia. Mary la llevó a Londres. Con la traducción estadounidense a punto de salir, había una carrera para que la de mi abuelo se publicara lo antes posible.
En marzo de 1939, Hurts y Blackett/Hutchinson publicaron la primera versión británica sin purgar de "Mi lucha".

Hurst and Blackett publicaron su "Mein Kampf" en 1939.

Por agosto, se habían vendido 32.000 copias y siguieron imprimiéndose hasta el día en que un bombardeo alemán destruyó las imprentas.
La nueva versión de EE.UU. se convirtió en el estándar. Un experto en derechos de autor que ha escrito sobre "Mi lucha" estima que la edición de Murphy vendió entre 150.000 y 200.000 copias.
Mi abuelo, no obstante, no recibió regalías. Hutchinson argumentó que el gobierno alemán ya le había pagado y que los derechos de autor todavía no habían sido asegurados, así que podían ser demandados por la editorial nazi Eher Verlag.
Y una carta oficial de Alemania, que era más bien una diatriba contra James Murphy, dejó claro que Berlín no aprobaba su traducción.
Pero los alemanes no hicieron nada. Eher Verlag incluso pidió unas copias de cortesía y el pago de regalías. Nunca recibieron nada.
La edición de Murphy está descatalogada y aunque se pueden encontrar copias esparcidas por el mundo, también está disponible en línea.

Autografiada por el autor

En la caja fuerte de la biblioteca Wiener en Londres, que tiene una extensa colección de material del Holocausto y genocidio, hay una destacable de la traducción de Murphy.
En la guarda del libro, hay una fotografía de Hitler y un grupo de personas sonrientes en Berchtesgarden, en los Alpes bávaros.
Una nota escrita a lápiz explica que Hitler llegó al pueblo para firmar copias de "Mi lucha". Y ahí está su firma, a lápiz.
El libro, comprado en 1939 en Reino Unido, aparentemente era de admiradores británicos que visitaron al caudillo en su retiro alpino.
La fotografía tiene unas anotaciones, con tres flechas: en una se lee "¿M. Bormann?", simplemente "Hitler" en la otra y finalmente la última que apunta a una joven vestida de blanco que dice "Karen".

Mein Kampf
En Londres se puede encontrar alguna edición autografiada por el propio autor.

"Siempre es un poco escalofriante sostener el libro en la mano, sabiendo que él lo tuvo en sus manos cuando lo firmó", comenta Ben Barkow, director de la biblioteca.
Luego nos muestra una edición de la traducción de Murphy que se vendió en 18 separatas semanales.
Lo extraordinario, sin embargo, es lo que dice bajo la cubierta: "Regalías de todas las ventas irán a la Cruz Roja Británica".
Al otro lado pone: "Hoja de ruta del imperialismo alemán. El libro más discutido del mundo moderno".

Espías

Hay otro giro intrigante en la historia de la traducción. Mientras mi abuelo trabajaba en el libro, contrató a una alemana recomendada por un escritor medio judío que también era su casero.
James se refería a Greta Lorcke, como se llamaba entonces, como una de las personas más inteligentes que había conocido.
Pero tuvo sus peleas con ella. Mientras él quería producir una traducción lo más legible, en buen inglés, Greta a veces lo cambiaba para reflejar el lenguaje enrevesado y vulgar de Hilter.
"Eso le molestaba mucho a mi abuelo", afirma mi padre. "Y lo volvía a cambiar".

La traducción de Murphy también fue publicada por fascículos.

Pero había algo más sobre Greta que mi abuelo no sabía. Durante la guerra, los nazis descubrieron que Greta y su marido, Adam Kuckhoff, era del conocido círculo de espías soviéticos "la Orquesta Roja".
Kuckhoff fue ejecutado mientras a Greta le conmutaron la sentencia por cadena perpetua. Sobrevivió a la guerra y en su autobiografía describe su primer encuentro con Murphy.
"Me dejó muy impresionada cuando vino a mi encuentro en el lobby principal. Era guapo, de dos metros y con 100 kilos de dignidad aristocrática, un hombre que inspiraba confianza. La manera en que discutimos su traducción, con la que iba a ayudarlo, me hizo creer que no era simpatizante del Nacionalsocialismo", escribió.
Greta tenía muchas dudas sobre si debía traducir "Mi lucha", como le explicó a mi padre años después.
"'¿Por qué le iba a ayudar a este hombre a traducir a este terrible libro al inglés?', se preguntaba, pero luego consultó con sus contactos soviéticos y le dijeron que era necesario traducirlo a buen inglés", contó mi padre.
"Lo supieron por el embajador soviético en Londres, Maisky, que conocía a (ex premier británico David) Lloyd George muy bien. Lloyd George le había dicho a Maisky ‘No sé por qué me dices que todo eso está en Mi lucha. Yo lo leí y no están’. Resultaba que George había leído una versión reducida controlada por los nazis. Algunas de las peores cosas las habían sacado. Eso le habían dicho los rusos a Greta. ‘Deben ayudarle a este hombre, tradúzcanlo’".
Desafortunadamente, no conocí a mi abuelo. Murió de un problema de corazón en 1946, justo antes de cumplir 66 años.
Fue un hombre tan complicado como fascinante.
Era un verdadero erudito, conocedor de la literatura, el arte y la ciencia, un periodista, profesor, traductor y experto en el fascismo italiano y el nazismo alemán.
Hablaba francés, italiano y alemán. Soñaba con unos estados unidos de Europa en paz.
No obstante, al final, a pesar de que no fue su intención, será recordado más por ser el hombre que tradujo "Mi lucha".

miércoles, 7 de enero de 2015

El matemático que inventó hace más de 150 años cómo buscar en Google

El matemático que inventó hace más de 150 años cómo buscar en Google


George Boole, matemático inglés
George Y Boole.

Cada vez que haces una simple búsqueda en Google, o en cualquier otro buscador informático, entre los mecanismos de programación que hacen posible que encuentres lo que buscas hay unos principios de lógica que fueron concebidos hace más de 150 años.
Fue el matemático inglés George Boole quien inventó un sistema de álgebra que es clave para la programación de hoy en día.
La álgebra de Boole, o álgebra booleana, es una estructura algebraica que esquematiza las operaciones lógicas, y está presente en todas partes a nuestro alrededor: desde la programación detrás de los videojuegos a los que jugamos, hasta el código de las aplicaciones que usamos y los programas de las computadoras que utilizamos.
Se puede decir que los ladrillos con los que se construye la programación, que son los comandos o instrucciones que se le da a un sistema informático, están todos basados en la lógica de Boole.
"Si eres un programador no te puedes escapar del término booleano", dice Michael Dunn de Gospelweare, una compañía desarrolladora de iOS y Android.

AND, OR y NOT


Niño programando
Los ladrillos con los que se construye la programación, que son los comandos o instrucciones que se le da a un sistema informático, están basados en la lógica de Boole.

Durante los últimos 17 años de su vida George Boole estableció el concepto de lógica algebraica en matemáticas y simplificó el mundo en enunciados básicos que tenían por respuesta Sí o No, utilizando para ello aritmética binaria.
"Las interpretaciones respectivas de los símbolos 0 y 1 en el sistema de lógica son Nada y Universo", dijo.
Este concepto, que introdujo en 1847 y expandió siete años más tarde, es lo que está presente en los programas informáticos actuales.
"Hay un enunciado booleano casi cada dos líneas de un programa informático", dice Dunn.
"No es algo sobre lo que reflexiones, porque es una parte totalmente integral de la programación".
Boole utilizó el concepto de puertas lógicas, o preguntas, que exploran un enunciado.
Las puertas lógicas más básicas son, en el lenguaje original de Boole, AND, OR o NOT. Es decir, Y, O o No en español.
Después, estas tres puertas se pueden combinar para crear enunciados más complejos.

Logo del buscador Google
Durante los primeros años en que se hacían búsquedas, era frecuente usar los comandos AND, OR y NOT para filtrar resultados.

Así que cuando buscas en internet "Miley Cyrus" hay un uso implícito de la lógica booleana del comando AND para combinar las dos palabras, "Miley" y "Cyrus".
Mucho antes de Google, durante los primeros años en que se hacían búsquedas, era frecuente usar los comandos AND, OR y NOT para filtrar los resultados.
Hoy, los avances en la tecnología de búsquedas hace que muchas se puedan realizar utilizando un lenguaje más natural.
Aún así, Google todavía le permite a los usuarios escribir OR o incluir el símbolo de sustracción - para afinar los resultados.

Juventud prolífica

Boole murió hace 150 años, cuando tenía 49.
En 1864 enfermó gravemente tras mojarse bajo la lluvia mientras caminaba hasta el aula donde daba clase.
Murió el 8 de diciembre de ese año de un derrame pleural o pleuresía, acumulación de agua en los pulmones.
Él mismo tenía cierta noción del impacto histórico que su sistema de lógica podría tener.
En 1851 le dijo a un amigo que la lógica booleana podría ser "la contribución más valiosa, si no la única, que he hecho o que probablemente haga a la ciencia y el motivo por el que desearía que me recuerden, si es que me van a recordar, póstumamente".
Y así fue.

domingo, 4 de enero de 2015

Qué hacer con la casa donde nació Hitler

Qué hacer con la casa donde nació Hitler


Señal que indica el camino a Braunau am Inn

Braunau am Inn es una pequeña y graciosa ciudad en el norte de Austria, ubicada en la frontera con Alemania, que carga con la pesada herencia de alojar, un poco más allá de la plaza central, en el número 15 de la calle Saizburger Vorstadt, un antiguo hostal del siglo XVII en el que nació Adolfo Hitler.
Corría el año 1889 y la familia Hitler alquiló unas habitaciones pues el padre, Alois, había sido enviado a cumplir sus funciones como funcionario aduanero.

Saizburger Vorstadt 15
Saizburger Vorstadt 15: el primer hogar de quien luego retornaría como líder de todo el país.

Adolfo Hitler sólo vivió ahí durante unas pocas semanas, pues su familia fue trasladada a otro lugar en Braunau.
De la ciudad se fueron cuando Hitler tenía 3 años de edad.
Él sólo volvió en 1938 por un corto rato cuando estaba camino a Viena, luego de haber anexado Austria a la Alemania nazi.

Hitler nació en la casa, pero sólo vivió ahí durante unas pocas semanas. Su familia fue trasladada a otro lugar en Braunau.
Hitler en Braunau am Inn, camino a Viena
Hitler en Braunau am Inn, camino a Viena.

No obstante, una vez terminada la Segunda Guerra Mundial, el edificio de la calle Saizburger Vorstadt se convirtió en un dolor de cabeza.

Peregrinaje

Los locales cuentan que el lugar todavía atrae a simpatizantes neonazis.
"He visto gente proveniente de Italia o Francia que viene con el propósito de adorar", le dice a la BBC Josef Kogler, un profesor de Braunau.
"Creo que uno era un profesor de historia francés, y vino y me preguntó por la casa natal de Hitler... es difícil de comprender", agrega.
En este momento, el lugar está cerrado y vacío.

Piedra con inscripción frente a la casa natal de Hitler.
Frente a la casa, una piedra en la que dice: "Para la paz, la libertad y la democracia. Nunca jamás fascismo. Millones de muertos lo advierten".

Durante años, el gobierno austriaco estaba tan preocupado por la posibilidad de que se convirtiera en un lugar de peregrinaje para quienes admiran al hombre y su obra que el Ministerio del Interior lo tuvo alquilado desde 1972.
Alguna vez fue un centro de cuidados diurnos para discapacitados, pero en 2011 tuvo que cerrar.
Hoy está vacante, pues la dueña, Gerlinde Pommer, no está de acuerdo con planes de renovación.
"No acepta ninguna propuesta para usar el lugar para oficinas u otros propósitos", explica el historiador local Florian Kotanko.
"Ella no permite que se le haga ningún cambio a la casa, así que no se puede reconstruir ninguna habitación, ni construir baños modernos o instalar un ascensor, así que es difícil".

¿Recordar u olvidar?

Durante los últimos tres años ha habido varias propuestas para utilizar la edificación, como convertirla en apartamentos y un centro de educación para adultos, o en un museo o en un centro de responsabilidad, para confrontar el pasado nazi.
Un miembro del parlamento de Rusia ofreció incluso comprar la casa y hacerla explotar.
A falta de un acuerdo, el Ministerio de Interior apeló recientemente a todos los otros ministerios regionales y federales para que ayuden a decidir el futuro del lugar.

Historiador Florian Kotanko
El debate no cesa: para unos, ya es hora de cerrar capítulo. Para otros, como Kotanko, no se debe ignorar la historia.

El vicealcalde de Braunau, el socialdemócrata Guenter Pointner, dice que el Ministerio está considerando finalizar el contrato de alquiler con la señora Pommer. Ella no estaba disponible para darnos su opinión.
Los contratiempos con el antiguo hostal han sacado del olvido recuerdos incómodos para la próspera ciudad.

Adolfo Hitler
"No somos hijos de Hitler", asegura el vicealcalde de Braunau.

Algunos, incluido el segundo vicealcalde de Braunau Christian Schilcher, del ultraderechista Partido Libertad, piensan que es hora de dejar el pasado atrás.
"La gente está harta", asegura. "Ese tema es un problema para la imagen de Braunau. Queremos que sea una bella ciudad pequeña, con turismo y visitantes. No somos los hijos de Hitler".
Pero otros, como el historiador Florian Kotanko, opinan que ignorar la historia puede empeorar las cosas.
"Hay una conexión entre Braunau y Hitler incluso sin esa edificación", dice. "¡Todo el mundo puede leer que Hitler nació aquí!".

Registro de nacimiento de Hitler
Registro de nacimiento de Hitler.

Braunau ahora panea montar una exhibición sobre Saizburger Vorstadt 15 y su conexión con Hitler en el museo local.
Por muchos años, los austríacos y la gente de Braunau se han mostrado renuentes a discutir su pasado nazi, pero Katanko afirma que está cambiando.
"Antes, la gente se rehusaba a hablar de los hechos, pero ahora lo hacen. Es cuestión de cómo lidiar con la herencia".

sábado, 3 de enero de 2015

Un momento de amor, la revolución rusa y el Titanic

Un momento de amor, la revolución rusa y el Titanic


Anastasia Romanovna y familia

En 1905, el periodista británico William Stead fue a Rusia a tratar de reconciliar a los conservadores con los revolucionarios, y quedó fascinado con una bella mujer. Su bisnieta Tatyana Tolstaya le cuenta a los lectores de BBC Mundo la historia de una relación que terminó antes de empezar, de una muerte en el Titanic y una guerra que no se pudo evitar.
Mi bisabuela Anastasia Romanovna Krandievskaya era una mujer hermosa. Era alta y tenía la cintura delgada, cabello voluminoso y tez rosa y blanca. La gente se volteaba a mirarla y preguntaban quién era.

La autora de este artículo, la novelista Tatyana Tolstaya, es la hija de Aleksey Nikolayevich Tolstoy, escritor de novelas históricas y de ciendia ficción, de la familia de León Tolstoy, autor of "La guerra y la paz" y "Ana Karenina".

En su época era una escritora conocida, admirada tanto por filósofos como literatos.
Ella se consideraba una mujer progresista con puntos de vista avanzados y estaba orgullosa de su papel en la lucha revolucionaria.
En la primera Revolución rusa de enero de 1905 ella abrió un hospital en su grandiosa casa en Moscú para quienes resultaran heridos en enfrentamientos callejeros. Supongo que no era ella misma la que se encargaba de curarlos o darles comida... después de todo, para eso estaban los sirvientes.
Mi bisabuela quizás no les lavó las heridas pero sí apoyó su lucha contra el gobierno con todo su corazón. Por ello fue arrestada y pasó tres días en la cárcel... algo para enorgullecerse y ¡cuán orgullosa estaba, con su traje de encaje blanco y su sombrero del tamaño de un pastel!
En otoño de 1905, el periodista inglés William Stead llegó a Rusia. El propósito de su visita era reconciliar a la sociedad rusa progresista (progresista al punto del odio frenético) con el inextricable gobierno monárquico y autoritario ruso.
Stead habló en eventos públicos en Moscú y San Petersburgo, e hizo una gira dictando conferencias en las ciudades del Volga.

El encuentro


Willam Stead
Stead era conocido por sus cruzadas por causas como la amistad britanico-rusa, el fin de la prostitución de menores y el mantenimiento de la paz internacional.

El periodista rechazaba la violencia y el odio pues, en su opinión, nunca traían nada bueno.
Anastasia Romanovna asistió a una de sus conferencias y escuchó con mucha atención sus conclusiones. Como era casi completamente sorda, tenía que esforzarse y concentrarse con tesón para poder oír sus palabras.
Lo que Stead vio fue a una bella mujer que lo devoraba con los ojos. Nadie nunca lo había escuchado o mirado con tal intensidad. Cuando terminó la conferencia la interceptó en la puerta y la tomó de las manos.
"¿Quién eres? Quiero un retrato tuyo. Quiero que me escribas, así sea unas pocas líneas. Dame tu dirección. Quiero leer tus libros".
"Te los enviaré", le contestó ella, halagada.
Al otro día, Stead le mandó un enorme ramo de flores blancas: lirios, nardos, jacintos y orquídeas.
"Mi querida e inesperada amiga", escribió en la carta que acompañaba al ramo. "Nos encontramos y partimos como barcos en una noche oscura y un océano inconmensurable, pero yo nunca olvidaré el reflejo de tu alma maravillosa en tus ojos. Siento como si estuviera al pie del altar de la divinidad femenina rusa. Que Dios te proteja y me haga digno de preservar este recuerdo".
"Tú también has estado en una prisión. Ambos somos parte de una gran hermandad de prisioneros. Pero yo sé, yo creo, que lo que nos une es más que eso. Permíteme, por favor, mandarte estas flores que me dio ayer un querido amigo: te llegan con una carga doble de afecto".

El desencuentro

A Anastasia Romanovna la carta y las flores la conmovieron y confundieron, pero más tarde, mientras tomaba un café, leyó el periódico progresista en el que Stead era vilipendiado: se había vendido al sangriento régimen, era un agente provocador, le habían pagado y era un lacayo de los tiranos.
Anastasia Romanovna se avergonzó de su momento de debilidad: fue a la ventana y tiró las flores con la doble carga de afecto a la calle.

Lirio
Las flores y la ilusión terminaron en el piso.

Pasó un mes y Stead retornó de su gira por las ciudades rusas donde intentó sin éxito reconciliar a la inteliguentsia y al gobierno. Estaba agotado y triste, y fue a visitar a Anastasia Romanovna a su casa.
"Dime", le dijo con la ayuda de un traductor, "¿por qué prometiste mandarme tus libros y nunca lo hiciste?"
"Porque a mí me publican en la prensa progresista y a ti, en los periódicos conservadores", respondió la bella mujer fríamente. "Nos encontramos por casualidad y partimos separados".
"¡Madam Krandievskaya! Una sola hebra de tu cabello es más valiosa para mí que todos los diarios progresistas o conservadores", exclamó Stead desesperado y se fue.
Nunca más se volvieron a ver.

La tragedia


Titanic
Con el Titanic naufragó un mundo entero.

Pasaron siete años, y en abril de 1912 Anastasia Romanovna, quien para ese entonces era un poco menos brillante tras haber sobrevivido muchas cosas, se sentó a leer los periódicos, como todos los días.
Ese día la noticia era el naufragio del Titanic. Sus ojos recorrieron la lista de pasajeros que habían muerto en el barco, sin pensar que encontraría a alguien conocido. Sin embargo ahí, horror de los horrores, encontró el nombre "William Stead".
Lo habían enviado a asistir a una conferencia de paz en Estados Unidos para discutir la manera de evitar todas las guerras, pues cualquier persona razonable sabía que la guerra era un anacronismo y que no volvería a ocurrir si todo se discutía de la manera apropiada.
Ella recordó sus palabras: "partimos como barcos en la noche profunda y en un océano inconmensurable"... y lloró.
¿Por qué había desairado a este buen hombre?
Todo lo que él quería era paz, amor y comprensión. Escribió sobre su encuentro para el periódico. Su conciencia le pesaba.

Las lágrimas


Revolución
La Revolución de Octubre llevó a los bolcheviques al poder, quienes le prometieron "Paz, pan y tierra" a los rusos.

La Primera Guerra Mundial empezó dos años más tarde. En Rusia se convirtió en una revolución: la Revolución de Febrero, primero, que derrocó al sangriento gobierno zarista -como se le decía- y luego la Revolución de Octubre, que trajo al nuevo gobierno, mucho más sangriento.
El golpe de 1917 se tornó en una guerra civil que duró varios años.
Para mi familia, implicó huir de Moscú, primero al sur y luego al extranjero. Mi padre, quien tenía 2 años de edad en ese momento, emigró en el último buque que salió de Odesa. Anastasia Romanovna le dijo adiós a su nieto y se quedó en Moscú. No había nada qué comer ni cómo mantenerse caliente. La gente dormía vestida y quemaba lo que podía.
Gente extraña fue a vivir a su apartamento como parte del plan para "racionalizar" el espacio vital. Aunque Anastasia Romanovna había convertido su casa en un hospital para revolucionarios, cuando la forzaron a aceptar que vinieran a vivir con ella, no le gustó mucho. En una ocasión, uno de esos revolucionarios estuvo a punto de quemar su artículo sobre Stead. "En la noche oscura y el océano inconmensurable", pensó quien otrora fuera una hermosa mujer, y volvió a llorar.
Esas fueron las últimas lágrimas que derramó en 10 años. Vendió su sombrero y sus vestidos por unas monedas y usó el dinero para comprar harina de uno de los chefs del restaurante en el que alguna vez lució ese mismo sombrero.
Los filósofos y escritores a los que solía deslumbrar habían sido enviados a Siberia o, los que tuvieron suerte, estaban en el exilio. Las únicas flores blancas en su vida eran las que llevaba a la tumba de su esposo.

El caos


olas
La fuerza de la naturaleza venció a la civilización, fue la interpretación del naufragio del Titanic para algunos, como el poeta Blok.

La reacción del poeta ruso Alexander Blok al naufragio del Titanic fue extraña y casi aprobatoria: "El océano sigue vivo", escribió regodeándose en su libreta. Para Blok, la civilización contemporánea era falsa, sofocante y plagada de mentiras, y deseaba que su fin llegara por medio de la fuerza de la naturaleza.
El océano, oscuro e impredecible, con sus horrendas profundidades, simbolizaba esa fuerza para él.
El poeta, así como muchos de sus contemporáneos, consideraba a la revolución como un inicio purificador y liberador, una fuerza antigua, salvaje y animal que rebasaría sus límites.
El Titanic, que se suponía a prueba de naufragios, repleto de pasajeros bien alimentados, navegando bajo el resplandor de su luz eléctrica en sus suaves alfombras, era la imagen de "civilización".

Soldados 1ª Guerra Mundial Ypres
Un disparo de un nacionalista descontento resultó en la muerte de unos 13 millones de civiles y 8,5 millones de soldados.

Era como si apenas la civilización europea alcanzó su apoteosis, cuando el progreso, los motores a vapor, teléfonos, electricidad -¡hasta aeroplanos!- prometían un crecimiento sin precedentes y la victoria final del hombre sobre la naturaleza, todo se desplomó. Naciones enteras cayeron presas de la bestialidad sin sentido, la Gran Guerra empezó, el caos se tragó todo y el orden mundial colapsó: el mundo nunca volvería a ser igual.
El naufragio del Titanic fue un emblema, un marcador del fin del mundo como ellos lo conocían.
Un pequeño descuido... una extraña coincidencia... un pequeño hueco bajo la superficie del agua... un disparo en Sarajevo -de ninguna manera la primera vez que un nacionalista descontento le dispara a un gobernante-...
Uno puede pensar que podría haberse evitado, después de todo, lo importante es la fe en lo racional y el deseo de hacer el bien.
William Stead, por ejemplo, estaba camino a EE.UU. para participar en una cumbre dedicada al cese total y completo de la guerra, de todas las guerras, en todas partes. Y Anastasia Romanovna ayudó a revolucionarios que querían felicidad y bondad para toda la humanidad.
Pero vino un océano, se desató el caos y se lo tragó todo.