Cristianismo, el movimiento evangélico es el de mayor dinamismo en
América Latina
Cada año gana más adeptos
gracias a sus cultos multitudinarios y su conexión directa con el creyente
elcomercio.pe, 2 de Marzo del 2012

(El Comercio)
Gisella López Lenci
¡Aleluya! ¡Bendito sea Jesucristo! ¡La Biblia lo dice!
¡El fin de los tiempos se acerca! Los congregados al culto miran al cielo,
elevan sus manos y repiten frases sueltas como un mantra, están en éxtasis, en
el éxtasis del Señor, el Creador.
El que ora, alaba y se mueve de un lado a otro no es un
sacerdote de larga túnica. Es un hombre vestido de terno, con la Biblia en la
mano, que mantiene a su audiencia cautiva. Es un pastor de una de las miles de
iglesias evangélicas que cada día ganan más fieles en Latinoamérica.
La región con más católicos en el mundo también alberga un
protestantismo dinámico que se ha fortalecido en los últimos 20 años y que ya
dejó de ser un simple fenómeno de masas. Los cristianos evangélicos son ahora un
20% de la población latinoamericana y su crecimiento sigue siendo exponencial.
“Se trata de la religión popular
latinoamericana. Más que un protestantismo, es un cristianismo de
la emoción. Esa es la fuerza de este movimiento que sigue arrasando”, explica el
historiador francés Jean Pierre Bastian, uno de los investigadores más
reputados que ha escrito diversos libros sobre el crecimiento evangélico en
América Latina.
AVANCE IMPARABLE
Si bien el avance de las iglesias evangélicas se ha hecho evidente desde los
años 80 y 90, el protestantismo ha estado en nuestra región desde la Colonia,
sobre todo en el Caribe y en Brasil, donde se instaló la primera colonia
calvinista en 1555, en la isla Guanabara.
En el siglo XIX, en los inicios de la República, los
primeros liberales aceptaron la llegada de iglesias presbiterianas, bautistas,
metodistas y anglicanas, bajo el auspicio de los estadounidenses que
construyeron escuelas y hospitales. Pero la población protestante nunca pasó
del 1%.
Es a partir de la década de los 50 que empiezan a tener
mayor presencia en América Latina y a ganar adeptos, sobre todo en zonas
rurales y en los cinturones pobres urbanos.
“Para este sector de la población, la Iglesia Católica
reflejaba los modos de control de la sociedad, con una organización vertical
donde las élites blancas son las que tienen el poder, y que la verdad desciende
de los ilustrados hacia los de abajo”, afirma Bastian. “La gente ve en el
pastor a su líder, que habla con el lenguaje del pueblo. Pero en la Iglesia
Católica generalmente ve en el cura a un hombre blanco, y muchas veces
español”, reflexiona.
“Incluso, cuando se desarrolló la opción preferencial por
los pobres –a través de la Teología de la Liberación –
esta se hizo desde arriba hacia abajo”, agrega.
Jacobo Marquina, pastor de la iglesia Palabra del
Altísimo, de Jesús María, afirma que hay una necesidad de evangelizar la
nación. “Todas las iglesias están buscando predicar más a través de diferentes
formas y medios”, comenta. Por ello, explica, se hace mucho énfasis en el
creyente para que comparta su fe, y se empieza con grupos pequeños, para que
otros tengan oportunidad de escuchar el Evangelio.
ESPECTÁCULO DE LA FE
Pero el arrastre de la comunidad evangélica no se quedó solo entre los pobres.
Es la clase media emergente latinoamericana la que se siente más atraída, pese
a que en algunos casos el discurso de algunas iglesias suele ser más ortodoxo y
fundamentalista.
Las templos son cada vez más grandes, los cultos se
realizan en estadios, se convocan conciertos multitudinarios, recaudan millones
de dólares en diezmos y compran cada vez más radios y televisoras. Ni qué decir
de su presencia en Internet y las redes sociales.
“Sus modelos de comunicación son muy eficaces y sus cultos
tienen mucha emoción. Son alegres, espectaculares”, añade Bastian. Esto
–señala– ha hecho que se haya latinoamericanizado el modelo pentecostal
estadounidense, el que ha tenido más arraigo en la región. “Sus formas de
alabanza son muy latinas”.
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