La pelea de Alex y David
David Beckham se llevó un "zapatazo" de su entrenador, Alex Ferguson.
Escribe Raúl Fain Binda, columnista deportivo de BBC Mundo
Alex Ferguson, David Beckham.
Que se quieren, dicen unos; que se odian, dicen otros. Que el Real Madrid prepara el presupuesto; que no, que el capitán de Inglaterra no se moverá de Manchester.
Ferguson: ¿fue sin querer queriendo?
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Siempre es difícil saber dónde termina la realidad y comienza la propaganda, pero en lo que atañe a estos dos personajes la tarea se hace casi imposible.
¿Es Ferguson un escocés bueno como el pan o un ogro que aterroriza a sus jugadores? ¿Es Beckham un tipo flojo de carácter o un rebelde que ya está harto de su entrenador?
En estos casos la mera crónica sólo refleja una pequeña parte de la realidad. Para completarla, hemos consultado dos obras de divulgación que aparecerán en los próximos años. Veamos el resultado.
Crónica y mito
La crónica dice que:
Alex Ferguson, exasperado tras una derrota humillante, pateó un botín de fútbol, como en una ocasión anterior había pateado una bandeja con un servicio completo de té, y lastimó a David Beckham en una ceja. Fue un accidente.
El mito explica que:
Alex Ferguson tenía como cien años cuando el espíritu de Matt Busby se le apareció y le dijo:
-Yo soy la Luz que ilumina el camino del Manchester United; camina delante de mí y se perfecto.
Alex se postró sobre su rostro y Matt habló con él, diciendo:
-He aquí que mi pacto es contigo: tú serás padre de muchos trofeos. Ya no se llamará más tu nombre Alex; tu nombre será Sir Alex, pues te he constituido en padre de una multitud de futbolistas.
Alex escuchó esto y se lo tomó al pie de la letra, porque él era un hombre de acción y no de imaginación.
(Tomado de Historia y Leyenda del Manchester United, edición de 2045.)
El gran David
La crónica dice que:
David Beckham está furioso y el episodio podría provocar su ruptura definitiva con Ferguson y acaso con el Manchester United. Ya se dice que sus emisarios están golpeando a la puerta de un tal Florentino Pérez, en Madrid.
El mito explica que:
Cuando David vino a Alex, se quedó a su servicio. Alex le estimaba mucho y le hizo su escudero.
Y sucedía que cuando el espíritu malo venía sobre Alex, David tomaba la pelota y la tañía con su pie. Y hacía lo que quería con ella, especialmente en los tiros libres y en los cruces. Y Alex hallaba alivio y se sentía mejor. Así el espíritu malo se apartaba de él.
David ganó muchas victorias y Alex llegó a celarlo, porque los diarios sólo hablaban de él.
Un día aciago aconteció que un espíritu malo se apoderó de Alex. David se entretenía con la pelota, como lo hacía día tras día, y Alex tenía un botín en la mano.
Entonces Alex arrojó el botín, pensando: "Clavaré a David en la pared". Pero sólo le hirió en la ceja. Y allí se armó la gorda.
(Tomado de David y Victoria, la Pareja del Siglo 21, edición de 2016.)
Síntesis
Los datos de estas fuentes, la información disponible, los rumores y el sentido común, todo sugiere que Sir Alex Ferguson habría perdido el control de su vestuario, y con él muy probablemente la capacidad de orientar al Man United hacia un título esta temporada.
Humillado en la Copa de la Asociación por el Arsenal de su mortal enemigo Arsène Wenger, descolocado en la Premier League, enemistado con Beckham, angustiado por la decadencia física de Roy Keane y el mal momento de Ryan Giggs, ahora Ferguson tiene la imperiosa necesidad de avanzar en la Liga de Campeones.
(El espíritu de Matt Busby parece socorrer nuevamente a Sir Alex, porque el plantel del Juventus, que se medirá con el United el miércoles en Old Trafford, sufre una debilitante epidemia de gripe: Buffon, Di Vaio, Zambrota, Salas y Birindelli están en cama, mientras que Del Piero, Iuliano y Tudor siguen lesionados.)
¿Cómo se quieren Alex y David? ¿Se reconciliarán? ¿Pedirá perdón Alex? ¿Lo disculpará David?
Veamos lo que nos dice la leyenda:
David ganó muchos partidos y trajo a Manchester los prepucios conquistados de alemanes, de italianos, de españoles, pero no aplacó la ira de su señor.
Alex envió esbirros a la casa de David para que lo vigilasen y le dieran muerte a la mañana siguiente. Pero Victoria, su mujer, avisó a David diciendo: --Si no salvas tu vida esta noche, mañana estarás muerto.
Entonces Victoria descolgó a David por una ventana, y él se fue, huyó y se escapó.
Magnanimidad
El final es feliz, sin embargo, ya que David llega a tener a su merced a Alex pero lo deja marchar. El viejo entrenador se disculpa finalmente y se despide así:
-Júrame que no eliminarás a mis descendientes después de mí, ni borrarás mi nombre de los anales de Old Trafford.
-Vete en paz a reunirte en el retiro con tu antepasado, Matt Busby, le contesta David.
Y así fue como David y Victoria ganaron la batalla final y fueron magnánimos con ese viejo que tantos disgustos les dio durante su largo reinado.
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