sábado, 19 de septiembre de 2009

Guardaespaldas de Adolf Hitler aún le guarda fidelidad al “Führer”

Guardaespaldas de Adolf Hitler aún le guarda fidelidad al “Führer”

Calificó de “cobarde” a Stauffenberg, autor del frustrado atentado contra el dictador nazi, y considera que el alemán “no estaba loco”

Berlín (EFE). El ya anciano Rochus Misch, que fuera guardaespaldas, mensajero y telefonista de Adolf Hitler, confiesa que todavía se siente obligado ante el “Führer”, al que aún guarda fidelidad, si bien es consciente de los “crueles e increíbles crímenes” contra la humanidad que cometió el nazismo.

“Echarle algo en cara superaría mi cumplimiento del deber como soldado”, señala Rosch, de 92 años de edad, en una entrevista que publica hoy la revista alemana “P.M.History”, en la que afirma que “fui un fiel servidor de mi jefe en el búnker” de la Cancillería hasta después de su muerte.

Miembro del personal destinado al servicio de Hitler entre 1940 y 1945, el que fuera sargento de la unidad especial de las SS del “Führer”, la “Leibstandarte Adolf Hitler”, considera que las últimas películas rodadas sobre el dirigente nazi no son más que “ espectáculos trágicos”.

El último superviviente del búnker en el que Hitler se suicidó se refiere en esos términos a la película de Bernd Eichinger “El hundimiento”, que trata sobre los días finales del dictador, así como al filme “Walkiria” en el que Tom Cruise interpreta al militar Klaus Schenk Graf von Stauffenberg.

El que fuera sargento de las SS reprocha a Eichinger que no le consultara para elaborar el argumento de su película y que la única llamada que le hizo fue para pedirle que no asistiera a su estreno para “evitar polémica”.

Frente al ajetreo permanente que puede observarse en “El hundimiento” en el búnker del “Führer”, Misch recuerda que en ese lugar “no entraba nadie. Arriba estaban las fuerzas de seguridad y no dejaban entrar a nadie que no fuera un invitado o gente como Göring o Keitel”.

CALIFICA DE COBARDE EL ATENTADO CONTRA EL DICTADOR NAZI
En cuanto a Stauffenberg, el autor del frustrado atentado contra Hitler, sostiene que era “un cobarde. En eso tenía razón Hitler: “eso lo puede hacer hasta el personal de cocina, poner una bomba y salir corriendo””.

El guardaespaldas del dictador nazi comenta que habría sido mas fácil atentar contra Hitler “en el frente. Ahí hasta podían haberle secuestrado, ya que solo le acompañábamos tres hombres” cuando inspeccionaba las líneas.

Misch asegura que Hitler “nunca, nunca” visitó un campo de concentración y que el tema de los campos de exterminio como el de Auschwitz “jamás se trató en el círculo estrecho en torno a Hitler. O era absolutamente secreto o sus colaboradores no querían que lo supiera”.
“Había muchos Hitler, no solo uno. Y yo creo que los muchos Hitler actuaron de una manera que Hitler no habría aprobado. El primer Hitler a su espalda era Himmler. Y este estaba en todas partes”, afirma el antiguo sargento de las SS.

RECONOCE QUE NO HAY EXCUSAS PARA LOS CRÍMENES COMETIDOS
Seguidamente subraya que “de ninguna manera” pretende negar el Holocausto y que “ahora estoy bien informado. Está claro que pasaron cosas terribles. No hay excusa posible. Hubo campos de concentración. Eso no se puede negar. Esos crímenes fueron cometidos, crímenes crueles, increíbles”.

Rochus Misch asegura que Hitler “no estaba loco. Hasta el final. Y la cabeza la tenía bien clara (...) Hitler sabía bien lo que decía. Sí que estaba delicado, eso no se puede negar, y también le temblaba la mano. No de manera exagerada, pero cada vez mas.”

En cuanto a los últimos días del dictador en el búnker, recuerda que el 22 de abril Hitler anunció al personal que le acompañaba que la guerra estaba perdida”, comunicó su decisión de quedarse en Berlín y dio permiso a la gente para abandonar el refugio, aunque Misch permaneció hasta el final.

Asimismo detalla la escena que vio el 30 de abril de 1945 tras el suicidio de Hitler, que “tenía la cabeza sobre la mesa, mientras Eva la tenía ladeada. Ya no recuerdo bien ¿estaba sentado en el sofá o en un sillón al lado? Pero sigo viendo a Eva, con las rodillas encogidas hasta el pecho”

Aunque pensó en escapar entonces, “permanecí como fiel sirviente de mi jefe en el búnker” y no se marchó hasta que Josef Goebbels, el ministro de Propaganda nazi, le dijo el 2 de mayo que “ya no me necesitaba” y que podía partir.

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